Balance de la campaña del tomate 2022 por los agricultores

Balance de la campaña del tomate 2022 por los agricultores

Ha sido una campaña corta de rendimiento y marcada por los altos coste y las adversidades meteorológicas.

Comenzaba el año 2022 con una gran incertidumbre debido a la inminente situación de sequía y la escalada en los costes de producción. Las ya conocidas restricciones de agua, dieron como resultado una reducción de un 25 % menos de superficie para el cultivo del tomate. Se ha confirmado como una mala campaña marcada por dos factores determinante en el resultado, los altos costes de producción y las adversidades meteorológicas.

Si bien, durante el mes de febrero se consiguió acordar un precio de contrato que a toda vista parecía suficiente para afrontar la subida de precios que arrastrábamos meses atrás, el constante incremento de los insumos, fertilizantes, abonos, combustibles… ha disuelto este incremento de precio, resultado totalmente insuficiente en este final de campaña.

A esta asfixiante subida de costes de producción, se ha unido un enemigo inesperado al productor de tomate: un verano con largas y constantes olas de calor. Esta situación a mermado un 20 % de la producción de tomate, haciendo la defensa agronómica del cultivo muy difícil y costosa, al encarecer la partida destinada a fitosanitario. Estas altas temperaturas no solo traen como consecuencia una pérdida de rendimiento sino que a su vez hacen de las plagas más persistentes y virulentas.

En definitiva, al productor de tomates no le salen la cuentas este año 2022. En este punto,  analizando lo sucedido, tenemos que afrontar retos que ponen en jaque al sector del tomate tan importante para Extremadura.

Por un lado, la defensa sanitaria frente a los nematodos. Una plaga para la que carecemos de herramienta eficaces, por lo que tenemos una limitación del cultivo en muchas parcelas de la Vegas Altas. Es una situación que, a corto plazo, se podría solucionar con una autorización excepcional de materias activas desinfectantes de suelo y que agronómicamente sea factible su utilización, tal y como se está haciendo en el resto de los países productores de tomates de la UE.

Por otro lado, hablamos de la falta de mano de obra. Este no es un problema nuevo, y vemos como cada año es más acuciante. Es una realidad que cada vez cuesta más encontrar mano de obra para las campañas agrícolas y el tomate no es una excepción. Este problema limita a los cultivos con marcado carácter social como es este sector, y amenaza cada vez más al sector obligando a la mecanización del mismo, máxima que no es buena para el sector ni para la región.

Para finalizar tenemos que mirar a nuestras reservas hídricas que cada vez son más pobres. Se debería empezar a trabajar en un plan de contingencia que nos sitúe en el peor de los escenarios, que vaya activando diferentes planes en función de la situación en la que nos vayamos encontrando. Porque ante la sequía, solo nos cabe desear que llueva, y mucho, porque si no es así el analisis de la campaña 2023 lo podemos escribir ya este año.

 

Don Benito, 22 de Septiembre de 2022

Luis Gutiérrez Polo

Empresario Agricultor del tomate y Vicepresidente de la Asociación de Agricultores y Ganaderos de Don Benito y Comarca

 

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